En julio del año 2013 uno de mis hijos, llegó de su clase de música muy entusiasmado porque uno de sus profesores les había explicado más o menos acerca de Bitcoin. Por lo que pude entender, era una moneda virtual que poco a poco iría cubriendo la necesidad de enviar dinero a cualquier rincón del mundo sin necesidad de bancos, me pareció una especie de “revolución” interesante. En los días sucesivos me di a la tarea de leer e investigar en la internet todo lo que se pudiera sobre dicha criptomoneda. Finalmente, y más convencido que era una gran idea y una gran innovación para las finanzas, decidí ver la manera de comprar cuando menos un Bitcoin.

A través de internet pude contactar de persona a persona a un vendedor en la Ciudad de México que cumplía los requisitos de fiabilidad que mi propia ignorancia en el tema me exigía. A los pocos días nos fuimos decididos con dinero en mano. El sitio resultó ser una tienda de cómics, le entregué al encargado mis 596.5 USD más el equivalente de las inversiones propias de mis dos hijas, en pesos mexicanos y él procedió con el trámite correspondiente, me entregó un papel con una serie de códigos, me explicó lo elemental y me dijo que en una cartera de LocalBitcoins que se me había asignado al hacer la cuenta, quedaría abonados los “satoshis” correspondientes a mi compra. Me explicó cómo acceder a ellos y cómo podría moverlos después.

Con una cierta angustia viajé de ese lugar a casa y esperando que al llegar ya estuvieran los BTCs en la cartera. ¡Qué alegría cuando la angustia terminó y vimos el saldo abonado a la cuenta y que los códigos de papel sí funcionaban para acceder a la cartera! Deben creerme que no consideraba que mi primer BTC haya sido barato. BTC siempre está caro para cualquier inversionista nuevo. Luego de las compras, lo que hice fue lo más inteligente que pude haber hecho: ¡¡Aseguré mi hoja de códigos, respaldé los mismos en un lugar seguro y me olvidé de BTC hasta el final del año 2017!!!

Si hubiera estado al pendiente del precio de BTC, me habría dado pánico saber que a los 3 meses de haber hecho las compras, nuestras inversiones habían perdido más del 50% de su valor, debido a una caída natural del precio que nos habría asustado y que tal vez nos hubiera obligado por ignorancia a  salir corriendo. Pero nosotros no volvimos a preocuparnos de ello y el precio hizo lo que tuvo que hacer sin nuestra participación emocional y así fue como nos convertimos sin saberlo en “holders” de Bitcoin.

¡¡En diciembre del 2017 BTC, el precio de Bitcoin se disparó como nunca y cuando me volví a enterar del tema, cada BTC andaba cercano a los 20 mil dólares en su valor!! Por supuesto para el final del año 2018, lo vimos descapitalizarse y caer tan impresionantemente como había subido y alcanzar los 3.2K, pero aún así, nuestra inversión estaba dando alto rendimiento. Mejor hubiera sido por supuesto haber vendido en máximos históricos para luego recomprar más BTC con el mismo dinero pero de eso no tenía yo la menor idea de cómo debería hacerse.

Hoy les digo con certeza, que me queda claro que Bitcoin es sorprendente y que es una magnífica inversión.